martes, 11 de agosto de 2015

vomito y luego existo

Y si hoy ando con náuseas
es porque te ando recordando.
Solo a veces olvido tanta pena y tanta rabia.
Cuando eso pasa puedo enredarme en otras sábanas
 y reír jugando a que no te encuentro
nunca... ni antes ni después ni nunca.
Soñando que ya no estas,
o lo que es mejor...que esto  fue un sueño.
Me molestan las náuseas
 porque me recuerdan marcas que te recuerdan.
Y este cuerpo desobediente que se crispa al nombrarte.
Náuseas al sentir tus olores,
tus sabores rancios de tantos ahogos.
Náuseas al tocar tu piel como cuero
que aleja, que disimula, que tapa.
Náuseas al pensarte desnudo,
a tu saliva que todo lo invade aún sin permisos,
 que no sabe cuando es no.
Náuseas y retorcida a tus jadeos,
 a tu voz de animal cobarde,
 a tu respiración ácida e ignorante.
Náuseas a tu ineptitud,
tu desvergüenza y falta de habilidad como amante.
Náuseas a tus palabras,
de día o noche, en mi oído o en papeles,
 falsas ideas que pretendieron desvíos y universales.
Náuseas a tus mentiras
 mezquinas, insípidas y nunca letales.
A tu doble moral, tus intersticios,
 tus soberbias fotos con sonrisa estática.
Me diste tantas náuseas que solo sostengo el asco,
es el resto de vos que me queda.
Fuiste sin dudas mi peor serendipia.
Y me pregunto cuando podré vomitarte,
porque solo en arcadas podré resolverte.



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