miércoles, 19 de agosto de 2015

Voy en avión




Me gusta comer el helado con cuchara grande.
Hay más superficie para que se me congele la lengua.
Me gusta sentarme sobre la tierra seca.
Puedo apoyarme y dormirme instantáneamente.
A mi me gustan los mates bien amargos.
Para despertarme como de un trago.
Me gustan las sábanas sucias.
Para taparme hasta la cara y creer que tengo mucha historia.
Y me gustan los hombres mentirosos ,
porque aceleran los latidos y siento que casi muero.
A mi me gustan los olvidos.
Porque solo así me hago la tonta.
Y entre tanta estupidez y sin memoria
 creo que todo está mejor por un ratito.
Y camino en tu calle como si mía fuera
como apropiándome de tanta injusticia sin olerla.
Y controlo mis ganas de romperlo todo,
incluso tu paciencia y obediencia.
A mi me gustan las estupideces mujer,
todas me enriquecen de anestesias.
Y me gustan los hombres con zapatos,
los amigos que viajan hasta Disney,
las viejas que adulan niños rubios
y condenan a las minas de la calle,
Porque es rara esta manía de los gustos,
de las cosas que resultan atractivas.
Lo que no me gustan son lo trenes.
Van por vías señaladas por los otros.

martes, 11 de agosto de 2015

vomito y luego existo

Y si hoy ando con náuseas
es porque te ando recordando.
Solo a veces olvido tanta pena y tanta rabia.
Cuando eso pasa puedo enredarme en otras sábanas
 y reír jugando a que no te encuentro
nunca... ni antes ni después ni nunca.
Soñando que ya no estas,
o lo que es mejor...que esto  fue un sueño.
Me molestan las náuseas
 porque me recuerdan marcas que te recuerdan.
Y este cuerpo desobediente que se crispa al nombrarte.
Náuseas al sentir tus olores,
tus sabores rancios de tantos ahogos.
Náuseas al tocar tu piel como cuero
que aleja, que disimula, que tapa.
Náuseas al pensarte desnudo,
a tu saliva que todo lo invade aún sin permisos,
 que no sabe cuando es no.
Náuseas y retorcida a tus jadeos,
 a tu voz de animal cobarde,
 a tu respiración ácida e ignorante.
Náuseas a tu ineptitud,
tu desvergüenza y falta de habilidad como amante.
Náuseas a tus palabras,
de día o noche, en mi oído o en papeles,
 falsas ideas que pretendieron desvíos y universales.
Náuseas a tus mentiras
 mezquinas, insípidas y nunca letales.
A tu doble moral, tus intersticios,
 tus soberbias fotos con sonrisa estática.
Me diste tantas náuseas que solo sostengo el asco,
es el resto de vos que me queda.
Fuiste sin dudas mi peor serendipia.
Y me pregunto cuando podré vomitarte,
porque solo en arcadas podré resolverte.



El pragmatismo de un poema en 2017

Como lo dijo Juan... La poesía no sirve para nada. No impone ternura ni abrazos. No llega a tiempo, ni desfibrila. La poes...