
A veces la realidad se presentifica, me corta el cuerpo y no lame las heridas que deja. Perra.
Me gusta caminar sola por las calles abarrotadas de olores, palabras,roces, empujones,viento y velocidad;me gusta caminar en contra de la masa, del cuerpo compacto de la gente citadina; me gusta levantar la barbilla y hacerlo con ritmo, como si sonara sweet little angel fuerte, muy fuerte.
Y avanzar sobre mis tremendos tacos ,casi bailándole a la semana...doliéndome.
Y abrir y cerrar mis ojos cargados de rimmel viejo, con el sol de frente.
Y con mis manos enguantadas en cuero, adentro de los bolsillos de un largo gamulán abierto, dejando mostrar mis piernas, mis medias, mis muslos fríos y activados por el movimiento.
No ver a nadie. No detenerme. Imprimir ritmo al tranco hasta casi no poder parar. Sonreír a tanta nada y dejarme envolver en la chalina verde.
Centrarme en la eterna pasarela de la calle y dejar caer al paso mil cuerpos inestables ante la pasión del que lleva la contra.
Pero una hembra segura , una heroína...no dobla.
Mi ciudad es muy chica, son tres las cuadras del centro, hay que doblar o volver con la masa, en su misma dirección...
Me tengo en la esquina del fin. No quiero doblar por una transversal. No voy a volver hacia donde van los todos.
Fue tanto el dolor por tanto real que esa tarde pude volar.