viernes, 30 de abril de 2010

blanca y radiante


Si se pudiera pintar la luna yo elegiría el negro.
Montada en una negra luna viajaría por tus sueños tan oscuros también, para que no se note...y con la bohemia negra, el vino negro y mi vestido negro...me quedaría quieta en tu noche, cerca y en silencio.
Y si no...le pondría un rojo. Le agregaría un piolín y como un globo aerostático volaría por tus pasiones. Como mis medias rojas,mis ojos encendidos y música que ni suene por caliente. Y mordería el globo hasta comerlo íntegro y quizás caerme.
O de azul. Ahora flotando en medio del mar. Una luna azul a la que subirse aguerrida para conducirla con un timón que no funcione. Navegar tus pensamientos, tus humores...Manejarte, a mi antojo. Desafiar al viento con el que intentás amenazarme. Y ganarle.
Luna amarilla no. Se confundiría con el sol...y ya estamos bastante confundidos.
Pintarla de rosa es muy barato, fácil y liviano.
De verde...y hundirme en tus selvas, las más atrevidas, tibias y húmedas, calurosas y marginales. Mojarme en tus charcos, entregarme a tus pantanos y perderme sin rescate posible.
Y pienso en el naranja, hacerla jugo y beberla en copas de colores.
En violeta revolucionaria y con luchas de género.
O multicolor como la unancha.
Pero...creo que la dejo blanca...porque es linda, inspira a los lúcidos y a los no tan lúcidos y...me permite mentirte y que te creas que a los cuarenta y tres....soy virgen.

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